El marketing es una de las disciplinas que más se han desarrollado en estos últimos años, dado la gran variedad de medios en los que ahora puede hacerse publicidad de un producto. Es importante tomar decisiones acertadas de cómo, dónde y cuándo promocionar un elemento para hacerlo rentable y que llegue a la mayor cantidad de público posible, y lo que es más importante, acertar con los potenciales compradores o usuarios de un producto o servicio, con lo que no es algo banal ni que se pueda dejar a la diosa fortuna, como comprenderás.
A la par de esta llamada pseudociencia, también se ha desarrollado, y a pasos de gigante, todo el mundo tecnológico que nos rodea, no sólo a pequeña escala del día a día, que es lo que el usuario medio conoce; de hecho, en las macroempresas y el mundo cibernético y del ciberespacio, los avances son tan grandes que ni siquiera lo podríamos imaginar si no estamos dentro de él. La tecnología avanza en progresión geométrica, arrasando con todo lo que encuentra a su paso, y es en este momento donde quizá pueda cruzarse en el camino del marketing.
Se experimenta ahora con la tecnología cognitiva, algo que podía sonar a ciencia-ficción, pero que ahora misma no sólo es una realidad sino que lucha por hacerse presente en la vida diaria cada vez más. ¿Te suena a cuento chino? Bueno, en realidad es algo tan simple, y complicado a la vez, como que cualquier dispositivo que cuente con ella no sólo podrá realizar una tarea automáticamente, sino que podrá tomar decisiones ante cualquier imprevisto, sopesando pros y contras y evaluando cuál podría ser la acción más adecuada. Esto se realiza aún en un entorno totalmente acotado y con dos o tres variables a lo sumo, pero la idea es que llegue al mundo real lo antes posible.
Y si una máquina es capaz de juzgar el comportamiento humano a través de variables y ensayos de aciertos y errores, ¿dónde quedarán las decisiones que se toman ahora desde el campo del marketing? Si son capaces de analizar el comportamiento de un grupo de humano en particular y saber cuál va a ser su reacción sin margen de error ante un estímulo o producto dado, ¿qué será exactamente lo que estudie la ciencia de mercado? ¿O acaso las reacciones humanas son incapaces de recrearse en un conjunto de algoritmos matemáticos? Eso, amigos, lo veremos en un futuro muy próximo.